El sexismo es un tema que está a la orden del día en nuestra sociedad. Como hispanistas, una de nuestras labores consiste en determinar qué es realmente el sexismo lingüístico, cuándo está presente y qué actitudes se deben adoptar frente a él. En los últimos años me he cuestionado muchas veces: ¿es sexista la lengua española?
¿Qué es sexismo lingüístico?
Se incurre en el sexismo lingüístico cuando se emplean vocablos o se construyen oraciones que, debido a la forma de expresión escogida por parte del hablante y no a otra razón, resultan discriminatorias por razón de sexo. Una determinada situación de la realidad, sexista o no, puede describirse lingüísticamente de un modo sexista o no, todo depende del uso que los hablantes hagan de ella.
Entonces sea la situación socialmente sexista o no, es posible que el uso de la lengua que estemos utilizando sea sexista. Por ejemplo, si decimos algo así como “había muchos intelectuales y también algunas mujeres”, sería raro no pensar que el uso del hablante no fuera sexista, pues parece estar dando a entender que las mujeres no formaban parte de ese grupo de intelectuales. La situación, por tanto, no es sexista, pero sí el uso del español en ese contexto. ¿A quién no le sentaría mal que le dijeran “cocinas bien- para ser un hombre; conduces bien- para ser mujer”? A lo mejor la sociedad lo ha asumido y no llama la atención, pero ¿y si fuera al revés? “cocinas bien- para ser mujer”; suena raro, porque claro si eres mujer se asume que deberías hacerlo, ¿no? Por lo tanto, este es un ejemplo de un sexismo principalmente social, pues las palabras no están denigrando a ninguno de los dos sexos aunque el emisor sí esté transmitiendo algo más. Teniendo en cuenta estos ejemplos, es imprescindible que no nos olvidemos de que fue el sexismo social el que creó expresiones, sobre todo, bastante machistas, pero tampoco podemos exculparnos cuando aún las utilizamos y culpar a la lengua. Hay que controlar las palabras que estamos utilizando y cómo las utilizamos, solo así el sexismo lingüístico podrá llegar a desaparecer y eso podrá (o no) resultar en la supresión del sexismo social.
Podría dejar esto aquí, pero me siento obligada a explicar algunos casos de sexismo lingüístico que seguimos usando en español. Por ejemplo, que en los tratamientos de cortesía se haya utilizado Señor para los varones, independientemente de su estado civil, pero Señora para la mujer casada y Señorita para la soltera, demuestra cómo ha habido sexismo social y lingüístico. Es cierto que esto ha desaparecido en su mayoría, pero todavía, en situaciones de respeto, se sigue asumiendo la diferenciación. Yo en mi clase soy (y quiero ser) Señora Alonso, sin distinción por mi estado civil, igual que firmaré siempre con Ms en inglés.
En español, si eres un niño fuerte “eres todo un hombretón ya”, pero si no, “corres como
una niña”. ¿Y qué quiere decir eso? ¿que las niñas corren peor? (El otro mirando Twitter encontré uno que me agradó bastante, lo dejo aquí en la imagen.) Porque claro, además de tener que lucir bonita siempre, de ser la princesita de papá, también debes “comportarte como una señorita” y las “señoritas” no dicen palabrotas. Si queremos que este uso no sea sexista, solamente tenemos que empezar a cambiar el tono, que sea algo positivo pelear o correr como una niña, porque las niñas son tan fuertes y buenas corredoras como cualquier otro niño puede serlo. Que comportarse
como una señorita tenga su equivalente de como un señorito y los dos deban evitar decir malas palabras. Y que deje de haber cosas que se califiquen como “cosas de chicos” y se vean “poco femeninas” para una chica y otras “un poco femeninas” si eres un chico, porque todos podemos optar por un sinfín de posibilidades.
Gracias a los avances en la sociedad, hoy en día la alcaldesa ya no es la mujer del alcalde, ni la médica la del médico, así que empecemos a llamar a las cosas por su nombre y que todas las personas, tanto hombres como mujeres, se puedan sentir orgullosas de sus profesiones. Esto desde luego nos da (o al menos a mí me da) esperanzas hacia una lengua que ya no recoge términos sexistas.
Desgraciadamente, en el español más coloquial, tenemos algunos conceptos demasiado arraigados y que, personalmente, creo que costará que desaparezcan: algo aburrido es un coñazo mientras que algo genial es la polla o cojonudo. Otros, quizás más esperanzadores, puede que necesiten que un gran grupo de mujeres pongan sus ovarios sobre la mesa y lleguen a conseguir que tanto un zorro como una zorra lo sean gracias a su astucia.
El tiempo lo dirá (pero ojalá que sea pronto).
By BAS editor Belén S. Alonso, Rugby School